Björn, la sombra del destino.
Cita de Eryx en 29/11/2022, 12:47 pmEra una noche templada y lluviosa, Thor golpeaba el yunque con su martillo y en el medio de la oscuridad el llanto de un bebe resonaba al compás de su martilleo.
El llanto crecía en intensidad y llamó la atención de una granjera que abrió la puerta de su choza para llevarse una grata sorpresa. Abrió grande sus ojos y gritó de alegría, pues sus rezos a Freya habían dado resultados, un niño le había sido entregado, envuelto en un trozo de una tela fina con bordeados de runas en color dorado, lo que tal vez podría ser el trozo de una capa muy fina al parecer.
Se llevó al bebe a sus brazos y lo miro con lágrimas en los ojos y en ese momento la criatura dejó de llorar y le devolvió su primera sonrisa.
Ya dentro de la cabaña pudo apreciar mejor al bebe, de sexo masculino, tes oscura como la noche misma y una linda sonrisa. Se lo mostró con alegría a su esposo, con el cual compartía una relación de muchos años y aún no habían conseguido tener hijos, pero este resopló y siguió bebiendo cerveza sin darle mayor importancia a la noticia. Pero la granjera, reteniendo el enojo por la actitud de su esposo se fue al rincón de la choca y comenzó a amamantar a su hijo, al tiempo que rezaba en voz alta “un hijo de Thor, un hijo de Freya, un hijo de Heimdall, mi hijo, si… mi hijo… te llamaré Björn hijo mío y serás mi bendición…”
Con el paso de los años Björn creció, y a pesar de tener sólo 6 años ya era fuerte y alto, lo suficiente como para que su padre adoptivo y poco bondadoso con el pobre Björn, lo pusiera a trabajar en la granja.
Comenzó de a poco, pero su perseverancia lo hizo diestro con varias de las herramientas de granjero. A los 8 años ya manejaba bastante bien la hoz y la pala, pero su ebrio padre se enojaba con facilidad y le decía a Björn que era un flojo y debía trabajar más rápido para terminar la cosecha a tiempo. Pero por más que este se apurara nunca lograba complacer a su odioso padre adoptivo.
Por otro lado, su madre adoptiva, a pesar de que también trabajaba todo el día en la granja, ella aún tenía fuerzas para acariciar y consolar a su pequeño Björn al finalizar el arduo día de trabajo. Muchas noches le contaba historias sobre los dioses, la cultura de Gadélica y otros poblados y ciudades cercanas, incluso le enseñó a leer.
Con el tiempo Björn creció más y más, y ya con 14 años manejaba bien la guadaña, recogiendo la cosecha a diestra y siniestra, pero para la mala fortuna del pobre Björn, su madre contrajo una enfermedad rara que la dejaba en cama todo el día y sin poder moverse mucho. Fue entonces cuando comenzó lo peor para Björn, pues su padre adoptivo que ya le exigía mucho, comenzó a explotarlo más y más, usando el látigo como método para forzarlo a trabajar más duro. Eran tantos los latigazos que Björn comenzó a tener cicatrices muy notorias en todo el cuerpo, incluso en el rostro.
No tenía tiempo para jugar con otros niños de las granjas cercanas porque debía trabajar todo el día, pero, aun así, los otros niños tampoco hacían mucho esfuerzo por convocarlo para jugar, tal vez alejados por el atemorizante padre, o tal vez porque ya de por si no era un niño muy agraciado y sociable.
Ya a la edad de 18 años, Björn era un hombre muy fuerte, robusto, diestro y muy inteligente, aunque no muy bello que digamos. A pesar de ello para su tierna madre, era el niño más bello de Midgard, madre que yacía postrada en la cama, moribunda por esa extraña enfermedad, y fue así como una noche lluviosa y de tormenta, como en la que recibió a su hijo, lo tomó de la mano y en su último aliento pudo susurrarle al oído.. “Mi hermoso hijo, mi bendición, el Valhala me espera, pero tu debes partir en busca de tu destino, este no es tu destino, ve y busca tu camino, hazte fuerte y deja que los dioses te vean, pues tu eres un hijo de Thor, de Freya, de Heimdall, tú eres el hijo de la noche, mi hijo hermoso…”
Al siguiente día Björn enterró en la granja a su madre junto a sus pertenencias más preciadas, que no eran muchas, entre ellas utensilios, libros de historias y culturas y finalizó con una breve ceremonia y rezo a los dioses.
Con lágrimas en los ojos, Björn vio como su padre adoptivo se aproximaba ebrio como de costumbre y con el látigo en la mano, un padre que no se había enterado que su esposa había muerto por andar ebrio todo el día. En ese momento le contó lo sucedido, pero su padre no mostro ninguna reacción ni sentimiento, en cambio se limitó a decir que estaba muy perezoso y debía recuperar el tiempo perdido. Blandió el látigo como de costumbre, pero Björn esta vez lo atrapo con su mano desnuda, mientras aún derramaba en sus lágrimas el dolor de la pérdida de su madre. Le lanzó una mirada fulminante a su padre y este trató de hacer fuerza para tirar del látigo sin éxito. Su padre se dio cuenta que ya no estaba frente a un niño, sino frente un hombre demasiado fuerte y determinado, y en ese momento Björn soltó el látigo y recogió la guadaña que estaba en el suelo. El miedo se apoderó de su padre, pues presagiaba su destino fatal, un destino del cual no había escapatoria, aunque para su sorpresa Björn se dio media vuelta y sin mirar atrás comenzó a caminar, sus pasos lentos pero firmes lo llevaron fuera de la granja, fuera de Gadélica, en busca de su destino...
Era una noche templada y lluviosa, Thor golpeaba el yunque con su martillo y en el medio de la oscuridad el llanto de un bebe resonaba al compás de su martilleo.
El llanto crecía en intensidad y llamó la atención de una granjera que abrió la puerta de su choza para llevarse una grata sorpresa. Abrió grande sus ojos y gritó de alegría, pues sus rezos a Freya habían dado resultados, un niño le había sido entregado, envuelto en un trozo de una tela fina con bordeados de runas en color dorado, lo que tal vez podría ser el trozo de una capa muy fina al parecer.
Se llevó al bebe a sus brazos y lo miro con lágrimas en los ojos y en ese momento la criatura dejó de llorar y le devolvió su primera sonrisa.
Ya dentro de la cabaña pudo apreciar mejor al bebe, de sexo masculino, tes oscura como la noche misma y una linda sonrisa. Se lo mostró con alegría a su esposo, con el cual compartía una relación de muchos años y aún no habían conseguido tener hijos, pero este resopló y siguió bebiendo cerveza sin darle mayor importancia a la noticia. Pero la granjera, reteniendo el enojo por la actitud de su esposo se fue al rincón de la choca y comenzó a amamantar a su hijo, al tiempo que rezaba en voz alta “un hijo de Thor, un hijo de Freya, un hijo de Heimdall, mi hijo, si… mi hijo… te llamaré Björn hijo mío y serás mi bendición…”
Con el paso de los años Björn creció, y a pesar de tener sólo 6 años ya era fuerte y alto, lo suficiente como para que su padre adoptivo y poco bondadoso con el pobre Björn, lo pusiera a trabajar en la granja.
Comenzó de a poco, pero su perseverancia lo hizo diestro con varias de las herramientas de granjero. A los 8 años ya manejaba bastante bien la hoz y la pala, pero su ebrio padre se enojaba con facilidad y le decía a Björn que era un flojo y debía trabajar más rápido para terminar la cosecha a tiempo. Pero por más que este se apurara nunca lograba complacer a su odioso padre adoptivo.
Por otro lado, su madre adoptiva, a pesar de que también trabajaba todo el día en la granja, ella aún tenía fuerzas para acariciar y consolar a su pequeño Björn al finalizar el arduo día de trabajo. Muchas noches le contaba historias sobre los dioses, la cultura de Gadélica y otros poblados y ciudades cercanas, incluso le enseñó a leer.
Con el tiempo Björn creció más y más, y ya con 14 años manejaba bien la guadaña, recogiendo la cosecha a diestra y siniestra, pero para la mala fortuna del pobre Björn, su madre contrajo una enfermedad rara que la dejaba en cama todo el día y sin poder moverse mucho. Fue entonces cuando comenzó lo peor para Björn, pues su padre adoptivo que ya le exigía mucho, comenzó a explotarlo más y más, usando el látigo como método para forzarlo a trabajar más duro. Eran tantos los latigazos que Björn comenzó a tener cicatrices muy notorias en todo el cuerpo, incluso en el rostro.
No tenía tiempo para jugar con otros niños de las granjas cercanas porque debía trabajar todo el día, pero, aun así, los otros niños tampoco hacían mucho esfuerzo por convocarlo para jugar, tal vez alejados por el atemorizante padre, o tal vez porque ya de por si no era un niño muy agraciado y sociable.
Ya a la edad de 18 años, Björn era un hombre muy fuerte, robusto, diestro y muy inteligente, aunque no muy bello que digamos. A pesar de ello para su tierna madre, era el niño más bello de Midgard, madre que yacía postrada en la cama, moribunda por esa extraña enfermedad, y fue así como una noche lluviosa y de tormenta, como en la que recibió a su hijo, lo tomó de la mano y en su último aliento pudo susurrarle al oído.. “Mi hermoso hijo, mi bendición, el Valhala me espera, pero tu debes partir en busca de tu destino, este no es tu destino, ve y busca tu camino, hazte fuerte y deja que los dioses te vean, pues tu eres un hijo de Thor, de Freya, de Heimdall, tú eres el hijo de la noche, mi hijo hermoso…”
Al siguiente día Björn enterró en la granja a su madre junto a sus pertenencias más preciadas, que no eran muchas, entre ellas utensilios, libros de historias y culturas y finalizó con una breve ceremonia y rezo a los dioses.
Con lágrimas en los ojos, Björn vio como su padre adoptivo se aproximaba ebrio como de costumbre y con el látigo en la mano, un padre que no se había enterado que su esposa había muerto por andar ebrio todo el día. En ese momento le contó lo sucedido, pero su padre no mostro ninguna reacción ni sentimiento, en cambio se limitó a decir que estaba muy perezoso y debía recuperar el tiempo perdido. Blandió el látigo como de costumbre, pero Björn esta vez lo atrapo con su mano desnuda, mientras aún derramaba en sus lágrimas el dolor de la pérdida de su madre. Le lanzó una mirada fulminante a su padre y este trató de hacer fuerza para tirar del látigo sin éxito. Su padre se dio cuenta que ya no estaba frente a un niño, sino frente un hombre demasiado fuerte y determinado, y en ese momento Björn soltó el látigo y recogió la guadaña que estaba en el suelo. El miedo se apoderó de su padre, pues presagiaba su destino fatal, un destino del cual no había escapatoria, aunque para su sorpresa Björn se dio media vuelta y sin mirar atrás comenzó a caminar, sus pasos lentos pero firmes lo llevaron fuera de la granja, fuera de Gadélica, en busca de su destino...
Cita de Eryx en 06/01/2023, 10:58 pmCon el tiempo fue tomando trabajos en Gadelica que lo hicieron conocido en la ciudad por ayudar a los ciudadanos, pero eso no fue todo, también aprendio algunos secretos en los barrios bajos que le ayudaron a resolver algunos desafios que de otra forma no podría. Adquirió ingenio, mucha capacidad de adaptación y mejoró mucho las habilidades de combate.
Con respecto a esto último, adquirio habilidades que le permitieron moverse muy rápido en combate y hasta hacer ataques como si fuera un verdadero acróbata, aún sin serlo. Pero lo más importante, comenzó a sentir una afinidad inesperáda con su herramienta de trabajo de su infancia, lo que ahora era su arma preferida, la guadaña. Esta se convirtió ahora en su mejor aliada contra sus adversarios en las batallas, de ser una simple herramienta en la granja, ahora era un arma mortal contra sus enemigos. Intentó por todos los medios dar con alguien en Gadélica que le pueda enseñar más sobre el arte de la guerra y esa extraña conexión que siente con su guadaña, pero no tuvo éxito ya que nadie conocia (o tal vez no dio con las personas correctas) a algún maestro en esa área.
Un día en sus largos y agotadores viajes para entregar bueyes en el poblado de Loren, se enteró que habia un maestro que manejaba su arma de una forma extraordinaria y se decidió a conocerlo.
Este maestro se llama "Odo Laghert", habitante muy famoso del poblado de Loren. Luego de una extensa charla le explicó a Bjorn que lo que está sintiendo con su guadaña es algo normal en algunos luchadores y que deberá practicar todos los dias para conseguir que su brazo, incluso todo su cuerpo se conviertan en su guadaña, para que cada golpe que diera fuera como si un pintor dibujara en un lienzo o un escultor esculpiera sus estátuas.
Por lo tanto Odo aceptó con gusto a Bjorn como su discipulo y le aportó mucha de su gran sabiduría en el arte del dominio perfecto del arma, desde muy temprano en la mañana, hasta muy tarde en la noche, aceptando Bjorn la rigurosidad de sus enseñanzas y el honor de poder entrenarse con tan afamado luchador.
En sus viajes también logro ayudar al capitan de la guardia de Karak Norn y al de Mraganur, para seguir de a poco haciendose más conocido.
En la actualidad logró su medalla de acero en el gremio de aventureros y hacerse de una fama importante en la ciudad de Gadélica.
Con el tiempo fue tomando trabajos en Gadelica que lo hicieron conocido en la ciudad por ayudar a los ciudadanos, pero eso no fue todo, también aprendio algunos secretos en los barrios bajos que le ayudaron a resolver algunos desafios que de otra forma no podría. Adquirió ingenio, mucha capacidad de adaptación y mejoró mucho las habilidades de combate.
Con respecto a esto último, adquirio habilidades que le permitieron moverse muy rápido en combate y hasta hacer ataques como si fuera un verdadero acróbata, aún sin serlo. Pero lo más importante, comenzó a sentir una afinidad inesperáda con su herramienta de trabajo de su infancia, lo que ahora era su arma preferida, la guadaña. Esta se convirtió ahora en su mejor aliada contra sus adversarios en las batallas, de ser una simple herramienta en la granja, ahora era un arma mortal contra sus enemigos. Intentó por todos los medios dar con alguien en Gadélica que le pueda enseñar más sobre el arte de la guerra y esa extraña conexión que siente con su guadaña, pero no tuvo éxito ya que nadie conocia (o tal vez no dio con las personas correctas) a algún maestro en esa área.
Un día en sus largos y agotadores viajes para entregar bueyes en el poblado de Loren, se enteró que habia un maestro que manejaba su arma de una forma extraordinaria y se decidió a conocerlo.
Este maestro se llama "Odo Laghert", habitante muy famoso del poblado de Loren. Luego de una extensa charla le explicó a Bjorn que lo que está sintiendo con su guadaña es algo normal en algunos luchadores y que deberá practicar todos los dias para conseguir que su brazo, incluso todo su cuerpo se conviertan en su guadaña, para que cada golpe que diera fuera como si un pintor dibujara en un lienzo o un escultor esculpiera sus estátuas.
Por lo tanto Odo aceptó con gusto a Bjorn como su discipulo y le aportó mucha de su gran sabiduría en el arte del dominio perfecto del arma, desde muy temprano en la mañana, hasta muy tarde en la noche, aceptando Bjorn la rigurosidad de sus enseñanzas y el honor de poder entrenarse con tan afamado luchador.
En sus viajes también logro ayudar al capitan de la guardia de Karak Norn y al de Mraganur, para seguir de a poco haciendose más conocido.
En la actualidad logró su medalla de acero en el gremio de aventureros y hacerse de una fama importante en la ciudad de Gadélica.