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Diario de Xander Nacitsson, Médico Partero (Renovador de Frigga)

Diario de Xander, el médico partero

Hoy, en Hadka, recibí a un enfermo proveniente de los mares. El hombre, llamado Tomás, se quejaba de una fiebre alta, dolores en las articulaciones y una tos persistente. Durante nuestra conversación, noté que había estado navegando en los últimos meses durante el eterno invierno y al llegar al poblado su estado de salud había empezado a empeorar gradualmente. Tras la entrevista inicial, procedí con el examen físico.
Su piel estaba caliente al tacto y presentaba un tono ligeramente enrojecido. Escuchaba ruidos en el pulmón derecho como silbidos, notaba mucha dificultad para respirar. Además, con varias inflamaciones en el cuello que estaban ligeramente duras al tacto.

Tratamiento inicial: Decidí probar una combinación de hierbas medicinales en unas infusiones para aliviar los síntomas. Utilicé una mezcla de saúco, manzanilla y tomillo, conocidos por sus propiedades antiinflamatorias en bebidas que ademas facilitan bajar la temperatura corporal. La dosificación probada consistió en una infusión caliente tres veces al día, cada una preparada con una cucharadita de la mezcla de hierbas en una taza de agua hirviendo. Bien concentrado. A su vez, que respire tres veces al dia, vapores de agua hirviendo con varias cebollas y ajos. Cubriendose con una manta, solo hasta la mitad de una hora por vez.

Durante las siguientse semanas, observé una mejoría gradual en el estado de salud de Tomás. Su fiebre disminuyó, los dolores articulares se aliviaron y la tos se volvió menos frecuente e intensa. Además, los ruidos pulmonares comenzaron a disminuir, lo que sugiere una mejora en su respiración funcional. Continuaré observando su progreso. Su edad y estado de salud tambien ayudaron, solo quise valerme por mis conocimientos herbolarios.

Diario de Xander, el médico partero:

En la penumbra del amanecer en el poblado de Loren, mientras los primeros rayos del sol aparecian por el horizonte. Me enteré de la noticia del inminente parto de una mujer campesina que se acerco, para poder asistirla en su momento de necesidad. Hice acostar a la mujer sobre un lecho improvisado, cerca de un granero.

La escasez de recursos era evidente, pero no me detuve ante las limitaciones. Improvisamos un ambiente de lo más cómodo posible para el parto. Utilizamos mantas y telas para crear una especie de refugio alrededor de la mujer. Con mis manos expertas, comencé a evaluar el progreso del parto, brindando palabras de aliento y consuelo a la madre mientras avanzábamos en el proceso. Utilizamos agua caliente que previamente hice hervir, junto con manzanillas que ayudar a aliviar el dolor y el jengibre que aumenta la circulación de la sangre. Esto nos da un parto un poco más seguro.

Por cada contracción brindada daba unas palabras de aliento, con un último esfuerzo se esuchó el llanto de un recién nacido que rompió con el silencio de la mañana, llegó a Midgard un nuevo bebé. Fue un momento de alegria y alivio para todos. La madre, agotada pero radiante, sostuvo a su hijo con amor mientras más personas del pueblo de Loren se iban acercando.

Como servidor de Frigga, me sentí honrado por haber podido contribuir, en cualquier medida, a la llegada de LA NUEVA VIDA AL MUNDO.

Padre Xander Nacitsson, renovador de Frigga.

Diario de Xander Nacitsson el médico partero:

En las sombras del tiempo, la enfermedad pulmonar arrojaba su mal ancestral a la estirpe de los Vardamyr, una carga que se transmitía de generación en generación. A lo largo de siglos, la aflicción había consumido a la familia, desafiando todos los esfuerzos por encontrar alivio.

Tristán, único heredero de esta lamentable tradición, había luchado en vano contra el mal que acechaba en sus pulmones. A pesar de los remedios probados y los esfuerzos desesperados por sanar, la enfermedad persistía, implacable en su avance. Sin embargo, la esperanza no se desvanecía por completo, y la luz de una nueva oportunidad brillaba en el horizonte cuando Tristán tocó las puertas del Padre Xander, un devoto de Frigga conocido por su habilidad para renovar y sanar. Guiado por la mano del devoto, se embarcó en un camino de renovación.

Y así, ante los altares de la madre de todos, Frigga, la enfermedad que había atormentado a los Vardamyr durante generaciones y generaciones comenzó a ceder, dejando paso a un futuro iluminado por la esperanza y la promesa de una vida libre.

¡Gloria a Frigga, madre de todos! Hemos realizado un MILAGRO!

Dario de Xander Nacitsson, médico partero

ENTREVISTA INICIAL
Mudry es un hombre de edad avanzada. Ha pasado la mayor parte de su vida en los campos en Vagara, trabajando como campesino y ex combatiente, brindando alimento a vuestro pueblo de hace muchísimos años. Pero ahora se encuentra retirado de sus oficios. Esta solo y no tiene familia ni hogar establecido. Su piel esta curtida por los vientos fríos del norte, y a simple vista muestra signos de desgaste físico debido a los años de trabajo.

Percibí una profunda soledad en su mirada que me conmovió como renovador, quería ayudarlo y mostrarle las maravillas de la vida y de sus ciclos. Pero sin saberlo del todo, sentia algo adentro de mi “que pasaríamos más tiempo juntos”, mucho más de lo imaginado.

Mudry me comento que empezó con dolores abdominales que se manifestaban como punzadas intensas en la región superior del abdomen, que le causaban molestias constantes e intermitentes. Estos dolores, aunque inicialmente leves, se fueron intensificando con el tiempo, afectando su capacidad para llevar a cabo sus actividades diarias con normalidad. Tambien me habló de unas lesiones en su piel.

Durante la entrevista, en lugar de centrarme únicamente en sus síntomas físicos, decidí abordar otros aspectos de su vida para obtener una visión más amplia de la situación. Comencé hablando sobre la dificultad de conseguir verduras frescas en ciertas temporadas, indagando sobre su acceso a alimentos nutritivos acordes a su edad y estilo de vida como cualquier campesino retirado. Durante esta conversación, me dijo que su apetito se había reducido significativamente en los últimos meses, lo que me hizo sospechar que algo más podía estar afectando su bienestar...

EXAMEN MEDICO:
Tras la entrevista inicial, me dispuse a examinar a Mudry de pies a cabeza, siguiendo un método que aprendí leyendo viejos libros de los sabios en el rubro, que consiste en inspeccionar cada parte del cuerpo de manera minuciosa, sin saltar ningún detalle. Este método, aunque simple en apariencia, es crucial para detectar cualquier anomalía que pueda presentarse en el cuerpo humano.

Iniciando de cabeza hasta los píes. Su cabello se encontraba áspero y seco al tacto y se caia con mucha facilidad, sus ojos reflejaban un brillo peculiar, aunque las ojeras lucían amarillentas, indicando un leve cansancio. Su piel, a pesar de su aparente palidez, noté inmediatamente la presencia de úlceras abiertas y protuberancias irregulares en diferentes áreas en todo el cuerpo “tan grandes como una nuez”. Estas lesiones sugerían la presencia de una enfermedad grave o una aflicción más allá de lo común. Luego seguí por su abdomen, noté una distensión inusual y Mudry expresó dolor al tocar ciertas zonas, lo que me alertó sobre la posibilidad de un crecimiento anormal e inflamación de los órganos en esa área. Además, en sus extremidades inferiores presentaban señales de atrofia, aunque no había heridas visibles que pudieran explicar tal condición.

Lo inquietante aquí era los signos de corrupción en su piel y protuberancias malignas que parecían extenderse por todo su cuerpo. Era evidente que algo lo estaba consumiendo por adentro, causando estragos en su apareciencia y en su salud de una manera progresiva. Aunque no podía explicar con certeza la naturaleza de estas transformaciones, sabía que debía tomar medidas para aliviar su sufrimiento y acompañarlo en este difícil camino.

Ante la incertidumbre que rodeaba su estado de salud, decidí centrarme en aliviar los síntomas que lo aquejaban y le aconsejé que permaneciera cerca de mío e invitándolo a vivir en mi hogar, donde pudiera recibir los cuidados más fácilmente. No tuvimos opciones, ahora él vive conmigo.

TRATAMIENTO:
El tratamiento para Mudry, diseñado por mi experiencia con la alquimia y en la herboristería, inició con dosis meticulosamente elaboradas de dosis pequeñas de pociones de regeneración de Troll. Componentes difícil de conseguir, pero del cual tengo acceso.

Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, se hizo evidente que las pociones no tenían el efecto esperado. Aunque parecían detener temporalmente el avance del mal, no lograban curarlo por completo. Era como si estuvieran luchando contra una fuerza oscura o misteriosa que se resistía a ceder ante mis tratamientos. Y las protuberancias, parecían contagiar a otras partes del cuerpo y cuando una se iba, una nueva aparecía en otra zona.

Me enfrenté a la dura realidad de que mis esfuerzos no podían ofrecer una cura definitiva para el campesino. Aunque continué con diferentes hierbas medicinales, ninguna parecía ser suficiente eficaz para enfrentar la complejidad del asunto.

Fue entonces cuando decidí recurrir a la leche de Amapolas, una solución más potente para mitigar definitivamente su dolor. Con las pociones de regeneración podría frenar el avance y con las amapolas calmar los dolores intensos. Pero no curarlo, ni sanarlo por completo.

La dosificación empezó con media cucharada, pero a lo largo de los meses se tuvieron que incrementar. A una cucharada y media. El cuerpo genera cierta tolerancia a las sustancias con el paso del tiempo.

Fue entonces cuando comprendí que estábamos frente a algo más que una simple enfermedad o maldición. Era un mal profundamente arraigado, que desafiaba incluso mis habilidades y conocimientos como médico e incluso como sacerdote devoto de Frigga. A pesar de mis oraciones y súplicas, no podía disipar su malestar.

Con Mudry mi papel se convirtió en algo más que el de un simple curandero. Me convertí en un compañero de viaje para él, acompañándolo en su difícil travesía mientras lucha contra este enemigo invisible y aún desconocido. Aunque no podía ofrecer la cura definitiva, estoy allí para él, brindándole consuelo y apoyo en cada paso que dábamos juntos en este arduo camino...

  • "Mudry, no estás solo", le aseguraba mientras preparaba cuidadosamente la dosis de leche de amapolas.
  • "Padre, padre… ayúdeme… estoy muy enfermo" Me decía él cuando se desanimaba para continuar peleándola.

Por el momento me hayo buscando una cura, mientras me voy perfeccionando como médico, alquimista y sacerdote de la diosa Frigga.

En la batalla contra las enfermedades, me comprometo a brindar cuidado y apoyo incondicional, buscando aliviar el dolor en todas sus formas. Y… hasta que se renueve el ciclo de la vida. Cuando una vida termina…. una nueva comienza… No me rendiré, así sea un milagro lo que necesite.

Dario de Xander Nacitsson, médico partero
En el laboratorio de herbolaria del sacerdote de Frigga casa catorce en Hadka, Sarah y Xander preparan una nueva medicina.

"Después de decidir probar un nuevo enfoque en el tratamiento de Mudry, comenzamos a utilizar la planta Vakne Busk como medicina alternativa. Al principio, la mezcla no resultó como esperábamos, pero luego corregimos el proceso y combinamos las hojas de la planta con pociones de regeneración. La mezcla consistía en moler cuatro hojas con el mortero, luego llevarla a probeta de condensación para poder destilar la planta.

Mezclamos siete gotas con la pócima de regeneración y aguardamos veintiséis segundos para ver la mezcla homogénea. Luego aplicamos al paciente y vimos los resultados de inmediato: una mejoría significativa en sus síntomas. Los dolores abdominales que lo aquejaban disminuyeron en intensidad y frecuencia, y las lesiones en su piel mostraron signos de cicatrización.

Además, inmediatamente notamos un aumento en su energía y vitalidad, lo que le permitirá recuperar la fuerza necesaria para llevar a cabo nuestro ritual norteño Dajerra. Ahora, en las próximas semanas, continuaremos brindándole tratamiento para su afección, con el objetivo de fortalecer su cuerpo y su espíritu para este importante evento, alcanzar su destino e intentar reencontrarse con sus ancestros en los banquetes de Odín.

¡Honor o muerte... SKOL!"

  • EL VERDADERO VALOR DEL ANILLO

    "Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?". "Cuando lo siento... muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después...". Y haciendo una pausa, agregó: "Si quisieras ayudarme, tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar". "Encantado, maestro", titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas. "Bien", dijo el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó: "Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete, y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas". El joven tomó el anillo y partió. (editado)

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    Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y solo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. Por afán de ayudar, alguien ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro. Cuánto hubiera deseado el joven tener la misma esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir su consejo y ayuda. Entró en la habitación. "Maestro", dijo. "Lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que pueda engañar a nadie con respecto al verdadero valor del anillo". "Qué importante lo que dijiste, joven amigo", contestó sonriente el maestro. "Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y preguntarle cuánto dará por él, pero no importa lo que te ofrezca... No se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo". El joven volvía a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego dijo: "Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por el anillo". (editado)
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Cuento Gadelico: Había una vez un campesino, pobre pero sabio, que trabajaba la tierra a las afueras de Gadélica con su hijo. Un día el hijo le dijo: -¡Padre, qué desgracia! Se nos ha ido el caballo. -¿Por qué le llamas desgracia? - respondió el padre, veremos lo que trae el tiempo... A los pocos días el caballo regresó, acompañado de otro caballo. -¡Padre, qué suerte! - exclamó esta vez el muchacho - Nuestro caballo ha traído otro caballo. -¿Por qué le llamas suerte? - repuso el padre - Veamos qué nos trae el tiempo. En unos cuantos días más, el muchacho quiso montar el caballo nuevo, y éste, no acostumbrado al jinete, se encabritó y lo arrojó al suelo. El muchacho se quebró una pierna. -¡Padre, qué desgracia! -* exclamó ahora el muchacho* -. ¡Me he quebrado la pierna! Y el padre, retomando su experiencia y sabiduría, sentenció: -¿Por qué le llamas desgracia? ¡Veamos lo que trae el tiempo! El muchacho no se convencía de la filosofía del padre, sino que gimoteaba en su cama. Pocos días después pasaron por la aldea los enviados del rey Markus III buscando jóvenes para llevárselos a lejos de su hogar. Vinieron a la casa del anciano, pero como vieron al joven con su pierna entablillada, lo dejaron y siguieron de largo. El joven comprendió entonces que nunca hay que dar ni la desgracia ni la fortuna como absolutas, sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo, para ver que lo malo no era tan malo y que siempre hay algo bueno esperando (editado)
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Sigrid, con los ojos aún brillantes por las lágrimas, se dirigió a su marido con sinceridad profunda, su voz temblando pero llena de determinación y amor. —Eirik, cariño, sé que te he causado un dolor profundo, y eso me parte el alma. Pero quiero que sepas que te amo más de lo que las palabras pueden expresar, y nuestros hijos son todo para mí. No quiero que esto termine; quiero luchar por nuestra familia, por nuestros hijos, por nuestro amor. Por eso también decidí venir aquí contigo. Eirik, mirándola con una mezcla de dolor, no dijo nada estaba aun procesando lo que estaba ocurriendo. Entonces dije: —Sigrid, Eirik, recuerden que también son padres maravillosos. Sus hijos necesitan ver el amor y el compromiso entre ustedes. Velen por su bienestar y su futuro. Como lo haría Frigga, la madre de todos, confíen en el amor y el perdón para superar este desafío. Eirik miró a su esposa. —No te juzgo, Sigrid —dijo finalmente, su voz temblorosa pero firme—.Te amo tanto, pero me cuesta mucho procesar lo que acabas de confesar. Contento por la posibilidad del perdón, les dije: (editado
—El camino hacia la sanación y la renovación es largo y a veces difícil, pero no están solos; Frigga los acompaña, y yo también estaré aquí para guiarlos. La honestidad y el amor son las claves para superar cualquier obstáculo, así que sean valientes y enfrenten esto juntos, como matrimonio. El perdón llega cuando las heridas no duelen, y uno perdona en la medida que ama. Frigga nos enseña que incluso los dioses enfrentan desafíos, pero con amor y comprensión, siempre hay espacio para la curación. Es un camino que deberán enfrentar juntos como matrimonio… Luego les di una estatuilla bendita de la diosa. Sigrid y Eirik se miraron a los ojos, luego de sujetar la estatuilla. Se levantaron y, tomados de la mano, me agradecieron por mis palabras. Iban a seguir con el dialogo y velar por su familia. Al salir de la Casa Catorce, la cálida luz del atardecer de Hadka los envolvió, iluminando su camino. Con cada paso, sentían que, aunque el futuro era incierto, estaban dispuestos a enfrentarlo juntos, fortalecidos por el amor que aún ardía en sus corazones y el compromiso de cuidar a su familia. Lo que espera de ellos está ahora en manos de la diosa.
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Diario del Padre Xander Nacitsson, médico partero:

Realicé mi Jolesvainar ya siendo un adulto. El Jolesvainar es un ritual sagrado donde los jóvenes demuestran su valor ante los dioses, sus ancestros y nosotros mismos. Este rito Norteño nos lleva al bosque o al exterior lejos de nuestros hogares, con lo más básico. Obligándonos a sobrevivir en la intemperie por nuestros propios medios.

Muchos tenemos visiones; otros no logran regresar y visitan el Valhalla en su intento de sobrevivir. Pero algo es seguro: solo el más fuerte regresa. Al volver, un clan te apadrina, graba runas en tu piel y te convierte en un adulto, capaz e independiente.

Mi Jolesvainar se llevó a cabo en el Bosque Blanco. Debo agradecer al arcano Valerian, quien me indicó que me faltaba rudeza en mi ser, y a Ivanus, el campeón de las Olas, que fue mi maestro y mentor. Ivanus me preparó con desafíos que superaban incluso mis habilidades físicas, anticipándose para lo que vendría.

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Cuando lo realice, mi diosa Frigga me puso a prueba para mejorar mi templanza y rudeza. En el bosque, luego de varios días, me encontré con una escena: una madre osa blanca debilitada, intentando dar a luz a su último cachorro, rodeada por sus otras crías.

Las alternativas eran escasas. Podía salvar a la madre o al cachorro, pero no a ambos. Decidí sacrificar la vida del osezno para que la madre y las crías restantes pudieran sobrevivir. Fue una decisión dolorosa, pero necesaria. La criatura, supo comprender la situación en la que se encontraba.

Cuando regresé de mi ritual, fui apadrinado por un clan Ceti. Aunque aun estoy a prueba para el grabado de mis runas, me siento muy conforme con ello.

Aprendí que el verdadero temple se mide no solo en la fuerza física, sino en la capacidad de tomar decisiones difíciles y vivir con sus consecuencias.

“Escoger un camino significaba abandonar otros. Queriendo recorrer todos los caminos posibles, terminaría no recorriendo ninguno”. Y como diría una vieja maestra y amiga “Todos llevamos sangres en nuestras manos, y hay que aprender a vivir con ello”.

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