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Elendrill: El Roble Guardián

I ) Primera iniciación de novicios y comienzo del círculo

“Una vez más, la luz tiene la oportunidad de iluminar nuestra espiritualidad, encendiendo estas fogatas en honor a Frey y a la Madre Naturaleza, para purificarnos y para preparar el comienzo del ritual en las verdes pasturas que, como ven, ya han florecido.”

Athas, gran druida.-

Junto a esas palabras, con la áspera sonoridad de aquella antigua lengua milenaria de los ancestros, el druídico, estaba dando comienzo el ritual para que los jóvenes novicios se iniciaran en su camino druídico.

La luz había ganado total control y había dejado atrás a la oscuridad que antes reinaba en el bosque, donde apenas la luna llegaba. Las hadas revoloteaban entre los arbustos y se escuchaba la bella música que surgía de cada uno de los habitantes del bosque.

La naturaleza parecía comunicarse con cada uno de los allí presentes. Entablando un fluido diálogo, a través del aullar del viento, del crujir de los árboles y ramas, del murmullo del agua de los riachuelos, de los silbidos de las aves, de los ecos de los animales, del silencio de las cuevas, de las marcas en las piedras, a través de sus montañas y cimas, de sus precipicios y vaguadas, de todos sus sonidos y colores.

El ritual avanzaba, al igual que la noche. Luego de palabras de Athas, el gran druida del circulo, entre los espesuras del bosque y rodeando a los novicios que se encontraban agrupados en el centro del circulo, surgieron cuatros druidas encapuchados y de vestimentas de diferentes colores. Cuatro druidas que representaban muchos aspectos de la Madre Naturaleza. Cuatro son las estaciones del año: Verano, Otoño, Invierno, Primavera; Cuatro son las fases de la luna: Llena, Menguante, Nueva y Creciente; Cuatro son los puntos cardinales básicos: Norte, Sur, Este y Oeste; Cuatro son los elementos: tierra, aire, fuego y agua...

Estos druidas le tomaron la mano a cada uno de los novicios e hicieron que las pasaran por la hoguera que se había encendido para celebrar la unión natural. La magia allí producida, hipnotizaba a todas las criaturas del bosque que parecían celebrar el brillo de luz que generaba el ritual. Es que es ahí precisamente donde la Naturaleza los había visto nacer, crecer y correr sobre su regazo a cada uno de ellos.

Los cuatro druidas, viendo que los novicios eran aptos para la completa iniciación, decidieron junto al Gran druida llevarlos a donde se encontraban otros druidas reunidos que los miraban, dándoles la bienvenida como si los estuvieran esperando desde siempre. Se abrían camino para que pudieran observar el fuego de la hoguera que habían dejado a tras, y llegando de esta manera a un gran roble que había echado sus raíces sobre un hermoso manantial del cual bebían todas las criaturas. El gran roble nunca había sido visto por los novicios, ahora ya preparados para ser druidas completos.

Uno a uno, fueron colocando sus manos sobre el gran árbol. La sensación era completamente nueva para ellos. En sus mentes fluían palabras que antaño habían pasado por las cabezas de todos los druidas que conformaron el círculo.

Una voz en silvano, ni de hombre ni de mujer, ni de adulto ni de niño, tan solo una voz que les decía:

“Hijos, recuerden que la naturaleza se les revela a través de los seres a los que ampara, visibles o invisibles, les deleita los sentidos a través del perfume de sus flores y frutos, a través de los matices de su flora y de las formas de su fauna. La madre naturaleza les manifiesta su disgusto o agrado ante su presencia a través de la vibración que se refleja en los sentidos como sensaciones y percepciones de congoja si los rechaza, o de placer y euforia si los acoge. Todo ello se condensa en ella, porque está viva. Y es que, si la honran, ésta los honrará a ellos.”

Junto a esas palabras, los primeros rayos del sol comenzaron a asomarse. El ritual había terminado. Los nuevos druidas volvieron de ese sueño en el que estaban sumergidos y se encontraron solos junto al Gran Roble el que su contorno ya se hacía uno con la luz del sol celebrando la unión de la luz y la naturaleza.

Finalmente, el Circulo del Roble Guardián estaba completo...